Por Jose Nuñez.
El martes 14 de este mes de mayo, en un popular programa matutino, el cual se trasmite por radio y televisión, aunque su fortaleza o popularidad es realmente por las ondas hercianas, nos estamos refiriendo al «Zol de la mañana», la socióloga Rosario Espinal dijo acertadamente que «en los últimos 20 años los tres presidentes de esos períodos han modificado la Constitución».
En ese mismo contexto planteó, que los tres últimos presidentes en sus respectivos momentos (Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina), «habían modificado la Constitución para su provecho personal». De ahí es que le estamos respondiendo, y le decimos, «así no socióloga».
El «así no señora Espinal» viene por lo siguiente, cuando el ingeniero Hipólito Mejía modifica la Carta Magna en el 2003, exclusivamente en un solo artículo para tratar de reelegirse en el período 2004-2008, sin contar incluso con las dos tercera parte que exige la Constitución para poder legalmente modificarla, independientemente de que no sea legitima, se valió de convencer a varios legisladores de la oposición, donde hubo una docena pertenecientes a los peledeístas, los cuales fueron expulsados por tal acción a los pocos días.
En esa modificación constitucional encabezada por Hipólito, quedaron dos cosas bastantes claras frente a la población; la primera, que se usaron los recursos públicos para comprar legisladores, y la segunda, que esa reforma fue impuesta, no fue consensuada y por lo tanto, no tuvo legitimidad, o sea, no contó con el apoyo mayoritario de los diferentes sectores de la sociedad.
Mientras que en el año 2010, en realidad esa modificación no tuvo como causa principal la reelección del mandatario de turno, es decir, de Leonel Fernández, todo el país sabe que se duró más de un año con una comisión integrada por distinguidos y prestigiosos juristas mayoritariamente constitucionalistas, de diferentes visiones y de varios partidos políticos, también habían de la sociedad civil y algunos eran independientes.
Y en esa oportunidad, la revisión a la ley de leyes fue realizada de la «A a la Z», además se hizo una Reforma Constitucional consensuada y legítima en sentido general, toda vez que contó con el apoyo de todos los sectores del país, incluso, absolutamente nadie ha dicho nunca que se usaron los recursos públicos para lograr ese éxito institucional en la gestión de Leonel Fernández en el 2010.
En el caso de la rehabilitación del doctor Fernández, cuando se hizo esa reforma, claro que es cierto que él tanto como Hipólito Mejía fueron los beneficiados, aunque es de justicia reconocer, que la propuesta de no prohibir la reelección la llevó el presidente y líder del PRD para ese entonces, el señor Miguel Vargas Maldonado.
Se debe puntualizar, que al aprobarse esa nueva Constitución del citado año 2010, los perredeístas controlaban casi en su totalidad el Senado, por lo cual, sin complacerlos en algunas de sus peticiones o propuestas, no iba a ver reforma a nuestra Carta Magna.
O sea, si no se les complacía con lo que ellos pidieron, que fue rehabilitar la reelección, pero que no podía ser consecutiva, y que repito, también le convenía a Leonel para el futuro de mediano plazo, esa reforma tan completa a la Constitución no iba a pasar nunca. Ahí está una de la diferencia de esas tres reformas de los últimos 20 años.
Ahora en la reforma a la Constitución de 2015, todo el mundo conoce la exclusividad con que se hizo, y sabiendo lo duro que resultó en muchos a lo interno del PLD y a la institucionalidad que tanto vociferaron los peledeístas desde los tiempos del profesor Juan Bosch.
Incluso, el mismo favorecido directamente, el presidente Danilo Medina, hizo que se le agregara un párrafo transitorio al artículo reformado, el número 124, y era también una exclusividad para él, algo así como «ojo por ojo» en esa reforma.
Y en honor a la verdad, esa reforma constitucional fue legal, además contó con el apoyo de casi todos los sectores, y la población le dio su visado, licencia social, por lo tanto, también quedó legitimada, pero por cuatro años.
Ese párrafo transitorio insertado en la modificación constitucional del año 2015, que fue el anzuelo para los que se quejaron y se opusieron a lo interno y hacia afuera del PLD a esa reforma, que era la minoría obviamente, hoy dicen muchos de los autores del referido anzuelo, «que es violador de los derechos fundamentales al presidente de la República», aunque eso de ser cierto, que no es así, sería una auto violación, es decir, algo propuesto, apoyado y aprobado por ellos mismos.
En este contexto, es verdad lo de las tres modificaciones constitucionales de los últimos 20 años, aunque dos de éstas, la de Hipólito (2003) y la de Danilo (2015), ambas fueron especialmente para cambiar un solo artículo para beneficiarse inmediatamente, y ellos mismos la promocionaron, donde además se dice, se sabe, que se usó dinero para lograr los objetivos.
Mientras que la reforma que aupó Leonel (2010), fue una revisión completa y compacta, y fue obvio que lo benefició, pero era en el mediano plazo, y la motivación del cambio que le favoreció, lo hizo el del principal partido de la oposición, el del PRD, encabezado por el ingeniero Vargas Maldonado.
También en la reforma que protagonizó el doctor Fernández, ni por asomo se ha dicho nunca que se usaron los recursos del erario, en las otras dos sí, es un secreto más que público, fueron las vías principales del encanto para seducir a varios legisladores y reducir la institucionalidad del país.
Esas son las verdades en las formas y en el fondo de esas tres últimas reformas constitucionales mi distinguida socióloga.